Nota


"Día de murmullos", una de las formas de ver nuestra realidad*

Cuando un proyecto aparece, crece y se convierte en realidad, de la idea al producto aparecen muchas anécdotas y vivencias, aquí el desarrollo de un emprendimiento contado desde las anécdotas y los agradecimientos que no son más que factores para comprender de qué se trata.


Por Emiliano Galarza

Ante todo quisiera agradecer por orden de aparición en el proyecto a mi familia, por siempre estar en todo momento a disposición y por cada vez que les pido algo salir corriendo sin objeciones a buscar lo que necesito. A Pablo y Natalia por la  forma incondicional de haberse subido al tren de este cortometraje sin siquiera haberme dado la posibilidad de contarles sobre el proyecto y tan solo mostrando ganas y predisposición. Especialmente a los actores, que de la misma forma que Pablo y Natalia sin peros ni complicaciones decidieron participar ante la propuesta. A ellos y a todos los padres de los actores, parientes del equipo y los que ayudaron, muchas gracias.

Hacer un trabajo sin nada y lograr lo que resultó no es el mérito de una persona, sino de todas, porque sin la participación de los actores hubiera sido difícil haber logrado algo, lo mismo digo por los demás. Considero que se trabajó muy bien en equipo y a pesar de haber estado 13 horas en el colectivo, los chicos me contaron que no se aburrieron en ningún momento a pesar de repetir una y otra vez las tomas. En el caso del trío Natalia, Pablo y Emiliano digo lo mismo. Es muy gratificante sentir la colaboración de mi familia, donde mi papá de golpe pasó a ser parte de la producción para encargarse en conseguir el colectivo, de ser a la vez chofer y actor, mi madre que se encargó de parte de la utilería y del catering durante el rodaje, los tíos de Natalia que de pronto se aparecieron con papas fritas en el primer día de rodaje y dejaron filmar en su casa y en especial a su tío asistiendo a la cámara, o a los padres de Javi que durante la reunión y ensayo general con los actores se aparecieron con pizzas para todos, a los actores que se compenetraron en el trabajo y que creyeron en el mismo.

Todo esto, que parece un largo agradecimiento, es una descripción de qué sucedió antes y durante el rodaje, hablo de la “incondicionalidad”, de la buena voluntad, de las ganas de meterse para muchos en el terreno del cine, saliéndose del teatro para probar cosas nuevas. A esto lo llamo “ganas de hacer cosas, calidad y calidez humana”. Mi experiencia en el exterior me dice luego de casi diez años fuera del país, que cosas así son difíciles de encontrar en cualquier lugar. El mito del temperamento latino es cierto, aunque sus desprolijidades también, pero esto último se arregla con el tiempo, con la educación, con el trabajo conjunto, con el ir abriendo los ojos de a poco para ser una sociedad cada vez mejor y sobretodo participando en forma activa de ese proceso. En Alemania, el mito de que es una sociedad fría, también es cierto, pero para ello tiene la ventaja de la estructura, como un cubo perfecto, pero un cubo perfecto de metal helado.

En 2003, rodando el documental “Valores perdidos” en un barrio pobre del Gran Buenos Aires,  me dijo en una entrevista un joven de 22 años lo siguiente “son los valores perdidos de la sociedad los que hay que recuperar ¿Dónde están?”.
¡Qué razón que tenía y tiene! ¿Dónde están?
Pero el resto lo dejo para la reflexión de cada uno.

En 2005, regresando del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y habiéndome retrasado en el camino, tuve que tomar un colectivo 60 con el que demoraría mucho en llegar a casa, eran casi la una de la mañana, íbamos por la Autopista Panamericana a la altura de Malaver cuando subieron dos chicos al colectivo y asaltaron a todo el pasaje, en esa situación sólo seguí el consejo de mi padre, les di todo sin chistar y en lo único que pensaba era en que se bajasen y que por esas casualidades de la vida no hubiese ningún policía, gendarme o militar que quisiera intervenir.  La acción y los movimientos de estos dos chicos los expongo en el cortometraje. Al Día siguiente del asalto escribí gran parte del guion  “Día de murmullos” haciéndome la pregunta de qué pasaría si llevara al máximo la situación del robo en el colectivo y de si hubiese habido en efecto allí alguien que hubiera querido intervenir. Después de todo, situaciones como ella, pero no tan trágicas, suceden a menudo durante los asaltos a y en los medios de transportes. Así es como le di un contexto de por qué las cosas que se ven en la película suceden, así observamos qué importante es la historia para entender lo que nos sucede “hoy” como sociedad. Luego de arreglos, cortes y escenas que se incorporaron, el guión estaba terminado. Ahora se puede ver en forma de película y espero que lleve a la reflexión, de que nos preguntemos simplemente por qué estas cosas suceden y pegarle un vistazo a nuestra propia historia.

 (*Carta al equipo y actores de "Día de murmullos", 14 de septiembre del 2007)

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